INTRODUCCIÓN
Ana y Vronski se conocen por casualidad. Les une una poderosa atracción. A Karenin, marido de Ana, se le tambalea la base de su felicidad. Levin pierde a Kitty, el amor de su vida. Dolly trata de unirles, ella sabe lo que es un matrimonio infeliz. Stiva trata de recuperar a Dolly tras una infidelidad. El hambre de amor y sus consecuencias y una profunda adicción a la desesperada felicidad individual es el punto de unión de estos siete personajes que tratan de definir qué es amar. El clásico de León Tolstoi, Ana Karenina, llega al Teatro Kamikaze adaptado por Armin Petras y bajo la dirección de Francesco Carril.
Sobre el espectáculo
Me es difícil escribir sobre la puesta en escena que voy a realizar de la célebre novela de León Tolstoi. A veces pienso que lo que realmente importa era lo que sucedía en mi vida durante el proceso de creación: qué libros leía, con quién me enfadé, cuál era mi grupo de amigos, con quién rompí una relación de pareja… Al final, creo que soy la persona menos indicada para hablar sobre mi trabajo. Lo que por ahora sé es que cada vez que pienso en Ana Karenina me vienen a la cabeza estos versos de Juarroz:
El amor se trunca a veces
como un miembro amputado,
pero el vacío sigue haciendo sus gestos,
que tal vez alguien reciba.
Aunque el amor se vaya,
el hábito de amar se alarga siempre.
Por eso no es extraño
que si el amor retorna
sus gestos se entremezclen
con los gestos anteriores.
Y aparezcan amores
que vagan por el mundo
con gestos duplicados,
amores que parecen dos amores.
No es raro, por lo tanto,
que confundamos un amor con otro
y hasta amemos aquel que ya no está
en lugar del que está.
Y estas palabras de Julian Barnes:
“Yo creo que puedes amar a dos personas a la vez y seguro que te gustan de forma diferente y eso no quiere decir que un amor sea verdadero y el otro falso. Me acuerdo que una vez mi madre me dijo, no sé si a cuento de una relación o hablando de cuando conoció a mi padre, me dijo: el corazón se ha enternecido y eso es peligroso. Yo creo que lo que quería decir es que estar enamorado propicia que te enamores. ¿No es una paradoja increíble? ¿No es una verdad increíble?”
Ana Karenina es un intento de definir qué significa amar. Después de una hora y media de función, Ana aún dice: El amor es… el amor es… el amor es… Son sus últimas palabras y, de algún modo, parece que ha fracasado en su intento. El amor como concepto se ha vuelto trivial. Es difícil hablar sobre él o ponerlo en escena sin que haya cliché o superficialidad de por medio. Me parece que en la versión de Armin Petras esto no ocurre. De algún modo, mi puesta en escena trata de ser una especie de investigación casi arqueológica sobre qué significa amar y de cómo nos comportamos cuando amamos. Digo arqueológica porque los personajes “reviven” momentos de sus vidas y, a la vez, analizan en el presente sus acciones. De alguna manera llevan a cabo una tarea casi científica. Escena tras escena, no se habla de otra cosa sino de qué hace el ser humano cuando ama y cuando no es amado. Una de las preguntas que me hago con esta puesta en escena es: ¿El amor nos hace más libres? Si pensamos en la amistad, pareciera que esta fuera una crítica al amor, nos entregamos a ella sin necesidad de beneficios ni de las gratificaciones implícitas en lo erótico. La amistad, como dice Steiner, podría definirse como el acto gratuito, pero profundamente significativo, de quienes están en libertad.
Ficha artística y técnica
De | León Tolstoi |
Adaptación | Armin Petras |
Dirección | Francesco Carril |
Intérpretes | Mamen Camacho (Ana Karenina), Georbis Martínez (Karenin), Andrea Trepat (Dolly), Sergio Moral (Stiva), Diego Toucedo (Levin), Gracia Hernández (Kitty), Mateo Franco (Vronski) |
Vestuario | Laura Renau |
Diseño de iluminación | Joaquín Navamuel |
Espacio escénico | Francesco Carril |
Asistencia de dirección | Joaquín Navamuel |
Fotografía | Pablo Gámez |
Vídeo y comunicación | Ione Gelabert y Andreas Hillebrand |
Dirección de producción | Sofía Gasset y Paloma Zavala |