¿A qué dedico mi tiempo?
¿A qué me dedico?
Reconocer la propia necesidad de hacer algo y hacerlo con dedicación.
Sin temor. Ni esperanza. Esa es la idea. Creo.
Pero no para conseguir otra cosa. Por la pura necesidad inexplicable de hacer eso. De seguir haciendo eso para entender de qué se trata ese deseo propio. Buscar compañeros y compañeras que compartan ese mismo modo del deseo: la necesidad de hacer eso. De emplear el tiempo en eso. De dedicarse ese tiempo.
En la dedicación está todo. Y en los presentes.
Sabemos que el teatro sucede en presente y que ahí radica gran parte de su misterio y de su encanto. Pero la palabra “presente” no solo designa un modo del tiempo, o de presencia. Entre sus acepciones está también la de “regalo que se da a otra persona”. Y un regalo es un ejemplo de dedicación. No regalamos cualquier cosa a cualquiera. Un regalo se elige con cuidado. Y ese esmero termina por definir, por darle forma a ese presente.
Hacer Todo el tiempo del mundo fue desde el inicio una experiencia de los modos del presente. Un regalo de confianza de todo el equipo, un modo de estar presentes cada uno y cada una para los otros y las otras.
Abrir 2018 volviendo a la zapatería es un nuevo regalo que agradezco. Y hacerlo en esta casa, El Pavón Teatro Kamikaze, es celebración multiplicada al infinito.
Qué privilegio y qué alegría poder seguir viviendo este presente continuo de confiar en el propio deseo para encontrarnos otra vez eligiendo detenernos aquí, a mirarnos un rato.
Gracias.
Pablo Messiez
Autor y director de Todo el tiempo del mundo
Fotografías: Vanessa Rábade
Todo el tiempo del mundo se representa del 10 al 28 de enero de 2018 en El Pavón Teatro Kamikaze.
