O dicho de otro modo, Jean Cocteau (1889-1963) y la drogadicción. Porque ¿de qué nos habla La voz humana? De la dependencia emocional que nos provoca el amor, que pasa a ser física cuando la entendemos casi como una droga de la que nos resulta imposible desengancharnos.
En La voz humana, la vida de la protagonista pende de un hilo, el telefónico, cuando sabe que la relación con su amante, su pareja, y probablemente el que ella creía el hombre de su vida, se ha finiquitado en contra de su voluntad. Es una invitación a vivir una traición en directo, el derrumbe de una pareja.
Cocteau sabía de lo que hablaba. Primero porque perdió a su pareja y colaborador, Raymond Radiguet, y después porque ingresó en una clínica de desintoxicación por sus problemas de adicción al opio.
¿Cuánto dura el duelo tras un desamor? ¿Quién fija los plazos? ¿Cómo se sobrelleva? ¿Qué se debe hacer para superarlo? En La voz humana, Cocteau no arroja demasiada luz. Al contrario, plantea más preguntas que respuestas en forma de obra de teatro íntima e inmersiva. Pero deja claro que, en su caso, la dependencia física y emocional eran igualmente tóxicas.
Como artista –fue poeta, dramaturgo, novelista, cineasta, diseñador, pintor y hasta ceramista–, Cocteau tocó todos los palos, desde el cine a la literatura, el teatro y las artes plásticas casi siempre en la órbita del surrealismo, pero sin adscribirse a un movimiento en concreto. Y alternó con figuras como Modigliani, Picasso, Diaghilev, Proust, Gide, Stravinsky, Satie y Poulenc, entre otros.
En una Europa marcada por la guerra, Cocteau se adentró en el terreno de lo fantástico (La bella y la bestia) y de las drogas para escapar de los horrores del día a día. En 1924, junto con otros literatos, comenzó a fumar opio, una droga prohibida por la ley pero rodeada de un halo de distinción entre las élites dandis e intelectuales de la época. Lo hizo para superar la muerte, imprevista y prematura, de Radiguet, autor de El diablo en el cuerpo y con el que Cocteau vivía un apasionado romance que se vio interrumpido por el tifus.
Aquella adicción le perseguiría toda su vida y muchas de sus reflexiones sobre la dependencia las plasmó en Opium, los diarios ilustrados que escribió como testimonio de su proceso de desintoxicación entre 1928 y 1930 (año en el que estrenó La voz humana) y que contienen algunos de sus mejores y más alucinados aforismos sobre la vida, el tiempo, el arte, el amor, la muerte y, sobre todo, la dependencia:
«Vivir es una caída horizontal.»
«Nuestra época es tan individualista que ya nunca se habla de discípulos; se habla de ladrones.»
«La función del poeta no es demostrar, sino afirmar sin suministrar ninguna de las fastidiosas pruebas de que dispone y en las que se basa su afirmación.»
«Todo lo que hacemos en la vida, incluso el amor, lo hacemos en el tren expreso que corre hacia la muerte. Fumar opio es saltar del tren en marcha; es ocuparse de algo que no es la vida ni la muerte.»
«¿Qué decir de las amistades apasionadas que se confunden con el amor y que sin embargo son otra cosa, en el límite del amor y la amistad, de esa zona del corazón en que participan sentidos desconocidos y que los que viven en serie jamás comprenderán?»
«Las torturas se producen por regresar a contrapelo a la vida.»
«Aconsejo al enfermo que lleve ocho días de abstinencia que hunda la cabeza en un brazo, que pegue la oreja a ese brazo y que espere. Devastación, motines, fábricas que vuelan por los aires, ejércitos que huyen, diluvio, la oreja escucha el apocalipsis de la noche estrellada del cuerpo humano.»
«El desintoxicado experimenta sueños breves, y despertares que quitan las ganas de volver a dormirse.»
«Es una lástima que en vez de perfeccionar la desintoxicación, la medicina no intente convertir el opio en inofensivo.»
«Es raro que un fumador deje el opio. El opio le abandona a él, devastándolo por completo.»
«En suma, no hay amante más exigente que la droga que lleva los celos hasta el extremo de emascular al fumador.»
«El único defecto que tiene el opio es que a larga hace enfermar. Pero también se puede morir en la iglesia.»
«El alcohol provoca accesos de locura; el opio provoca accesos de cordura.»
«La mala reputación hay que mantenerla con más amor y más lujo que a una bailarina.»
«La única estética perdurable es la del fracaso. Quien no comprende el fracaso está perdido.»
La voz humana puede verse en El Pavón Teatro Kamikaze del 6 al 30 de noviembre de 2017.